En ellas, Lorenzo Lima acerca al público la pieza del pintor canario Juan de Miranda titulada ‘San Fernando recibe la embajada del Rey de Baeza’
El técnico de la Dirección General de Cultura de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Juan Alejandro Lorenzo Lima, protagoniza la iniciativa denominada ‘Miradas a la Colección’ que impulsa la Casa de Colón. Esta se celebrará el día 17 de diciembre, a las 19:00 horas.
En esta ocasión, la obra que abordará será la pieza titulada ‘San Fernando recibe la embajada del Rey de Baeza’, pintada por Juan de Miranda. De quien actualmente se está exhibiendo una gran exposición en dicho museo por los trescientos años del nacimiento del pintor, cuya figura resulta trascendental para entender la plástica canaria del siglo XVIII.
Exposición por los 300 años del nacimiento del artista Juan de Miranda
Lima desde 2010 publica con regularidad sobre Juan de Miranda (1723-1805) y las artes de su tiempo. Este explicará al público los detalles de esta importante pieza realizada por Miranda mientras cumplía condena en Orán y con el que en 1760 concursa para acceder a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Esta obra se exhibe en las salas de pintura del museo de Vegueta, en calidad de depósito, desde 2015.
Se trata de una de las 70 piezas que conforman la muestra que puede visitarse hasta el día 2 de febrero de 2025 en la Casa de Colón. Esta cuenta con obras cedidas por coleccionistas y otras por instituciones como la Casa de Colón, el Obispado de Tenerife y el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, entre otros. La exposición, organizada por el Gobierno de Canarias con la colaboración del Cabildo de Gran Canaria y Acción Cultural Española (AC/E), se encuadra dentro del programa de actos que conmemora los trescientos años del nacimiento del artista Juan de Miranda.
Juan de Miranda, pintor grancanario
Juan de Miranda es un pintor canario producto de su tiempo, inmerso en una sociedad confesional, por lo que la temática de la mayor parte de sus cuadros está determinada por los encargos religiosos que le reclamaban tanto la Iglesia como la clientela privada, con los que se granjeó un importante prestigio. Igual fortuna tuvo en el campo del retrato, en el que, aunque con un catálogo menos abundante, se puede observar la calidad de su pincel.