Después de salvar los cultivos con agua de desaladora tras la erupción, los agricultores pasan del riego de tres personas a ocho, y de veinte pipas a treinta semanales
Durante la erupción de La Palma se tomó la decisión de regar las fincas agrícolas costeras con agua de desaladora y trasladando a los trabajadores en barcazas. Ahora, el agua regresa por el riego tradicional para impulsar una vuelta a la normalidad en la isla.
Bajo la incesante ceniza, las cosechas se mantuvieron a duras penas. Sin embargo, la vuelta del riego permite mirar el futuro con otros ojos.
«Yo prefiero la que tengo, sobre todo por la dotación y frecuencia que tengo, pero también prefiero tener una platanero en una buena situación», asegura el agricultor Ricardo Carballo.
Se ha pasado de un riego simultáneo de tres personas a ocho entre Las Hoyas, Puerto Naos y El Remo, en torno a 30 pipas semanales.
«Nosotros llegamos a regar cada 20 días con dotaciones de 20 pipas. Ahora, con el verano, llega el momento óptimo para incorporar esa nueva dotación de agua y que la recuperación llegue lo antes posible», apunta Ricardo.
Se salvaron fincas y se replantaron otras. Para volver a la normalidad, se ha dado un paso importante en esta zona con el riego tradicional. Otros espacios necesitarán de trabajos de mayor recorrido en el tiempo. En cualquier caso, recuperar la ilusión y recuperar los cultivos.